(el guapo rubio)
17 años antes… Un
adolescente de 15 años entra en un parque. Aunque no es muy tarde ya está
oscureciendo. Es un lugar solitario.
--Tranquilo, Emilio –se dice así mismo—la vieja no se va
a enterar y tampoco estás solo.
Su madre le tiene
prohibido pasar por ahí cuando no hay gente pero es que el chico está siguiendo
a otro.
--¡Que guapo es¡ ¡¡Es un príncipe¡ ¡¡Se parece a ese
cantante de la tele¡ --va diciendo para sí el chico.
Emilio tiene las hormonas muy revoluciones.
--¡un hombre así es lo que quiero yo para mi primera vez¡
--dice para sí.
Emilio está totalmente deslumbrando por ese chico al que
lleva ya un buen rato siguiendo. Se le pasan por la mente muchas fantasías. En
ese parque hay un lavabo al que a Emilio le gusta ir, en especial si ve algún
chico guapo yendo. Tiene la fantasía que ese rubio va a ir. Le gustaría verle
la verga, aunque más le gustaría es tenerla en su boca. Debutar con él. Emilio
tiene claro que no lo va a hacer con cualquiera pero un chico tan guapo como
ese no es cualquiera, es difícil de encontrar otro parecido. Emilio nunca ha
conocido un chico tan guapo. Es de unos
veintipocos años. Además tiene un buen culo.
Emilio se toca el pantalón porque su verga le aprieta y
es que el chico le encanta. Es guapo pero su culo en jeans lo pone cachondo.
Los tiene caídos pero se le ve un buen culo. ¡Y va al lavabo¡ Emilio no puede
creer su suerte.
--¡ojalá hoy me desvirguen¡ --dice para sí.
El rubio se coloca en el urinario de en medio. Para Emilio
es una sorpresa.
--¡Se la voy a ver¡ ¡¡y a lo mejor él quiere algo
conmigo¡ --dice para sí.
Emilio piensa que si al chico le molestara que le mirara
la verga no se hubiera puesto en medio porque él siempre se pone allá para ver
la verga al de al lado.
--¡pedazo de machazo, es un Dios¡ ¡¡Es el hombre
perfecto, sólo falta que le vea la verga y ya seré feliz¡ --va diciendo Emilio
para sí.
Pero Emilio está equivocado, al rubio no le gusta nada
que Emilio se ponga a su lado. Está seguro que lo ha seguido. Se ha dado cuenta
de sus intensas miradas, no le ha dicho nada pero eso es demasiado. A Emilio le
asusta la mirada del chico que lo mira de reojo y con muy mala cara. Además
está muy enganchado al urinario y no se le ve nada. Aunque no le ve el deseado aparato pues Emilio
está encantado de estar al lado de ese chico tan guapo. El guapo se la sacude, se la guarda y se encierra en
el wáter para acabar de mear pero está muy sucio.
--¡mejor me espero y como esa marica no se haya ido se va
a enterar¡ --dice para sí.
Emilio se entristece
de que el chico se haya enfadado pero le
excita haber estado a su lado. Es muy
guapo. No le ha visto nada pero le ha puesto muy cachondo. Se le ve chulillo,
macarra, pero así físicamente es del estilo de los que le gusta a Emilio. Rubiecito,
no muy alto, ojos claros, musculoso pero no mucho y muy muy guapo. El chico
pone muy mala cara al ver que Emilio sigue en el lavabo cuando sale del wáter. Emilio
se lava las manos a su lado. El guapo le lanza una mirada muy dura. Emilio
sigue en el lavabo cuando el rubio se va. Está caliente y le gusta masturbarse
en el mismo urinario en el que ha estado la verga de ese guapo. No ha tirado de
la cadena, tiene su esencia. No la ha visto pero está muy cachondo. No tarda mucho.
Sale del parque, para ir a su casa tiene que pasar por un
descampado. Es un lugar desierto por el que a él no le gusta ir porque saben
que por ahí han habido muchos robos
Pasando por el parque pues no le queda de otra que entrar por esa zona,
confía en que el guapo aún siga allí. No hay mucha iluminación y el guapo aparece
como de la nada.
--¿dónde vas maricón? ¡¿no me querías ver la verga?¡
El rubio es muy violento, se va desabrochando los
pantalones. Emilio está paralizado por el deseo y el miedo.
--¡Agáchate¡ ¡¡si me bebes la leche te dejo que me comas
la verga¡
El rubio es demasiado violento pero Emilio no quiere
perder esa oportunidad. Se agacha ante él. No hay mucha luz, ve una pequeña
verga entre las manos de ese guapo. Eso es algo que le decepciona. Emilio no puede decir nada porque el rubio le
empieza a mear en toda la cara.
--¡Bébetelo y luego me la comes¡
Emilio está fascinado por ese rubio, las cosas no están
pasando tal y como a él le gustaría pero está demasiado excitado. Tiene miedo
pero el rubio es demasiado guapo. Aunque su mirada es endemoniada le parece
demasiado guapo como para que sea malo. Emilio obedece y el otro se le ríe.
--¡Eres un maricón¡
Y justo cuando Emilio esperaba saborear esa verga, el
rubio le da una patada en toda la boca.
--¿¡qué creías, maricón?¡ ¡Eres una basura¡ ¡pero nunca
vas a olvidar esta fecha¡
El guapo se va alejando pero no lo deja solo. Emilio
empieza sentir golpes. Son varios chicos. No los ve porque lo golpean con
palos.
--¿¿quieres ver vergas? –dice una gordito-- ¡pues hoy te
vas a hartar¡
Se la saca y le mea encima. Todos hacen lo mismo por
turnos mientras le van dando golpes con el palo.
--¡no te van a quedar ganas de mariconear nunca más¡ --le
dice uno.
Emilio no se puede defender. Le van bajando los
pantalones, los calzoncillos. Se ríen.
--¡pero sí es una niña¡ ¡qué pequeña la tiene¡¡si casi no
tiene nada, no se le puede considerar hombre¡
Eso es algo que siempre le ha acomplejado a Emilio pero
en ese momento es en lo que menos piensa. Lo van sujetando, lo ponen desnudo a
cuatro patas. Se van riendo de él.
--¡tranquilo, que te vamos a dar donde te gusta maricona¡
Se ríen de él mientras le meten un duro y largo palo por
el culo. Lo rompen de dolor. Emilio aúlla. Está sangrando, siente que se va a
romper por dentro. Nadie que pueda ayudarlo escucha sus gritos. Emilio se queda
a merced de esos salvajes que se ceban con el pobre muchacho.
Y mientras Emilio grita de dolor mientras le introducen
un gran palo por dentro, en el hospital de la ciudad, un joven matrimonio entra
en quirófano. La joven grita de dolor pero es un dolor de felicidad. Está dando
a luz. A su lado su esposo dándole ánimos.
--¡empuja, mi amor¡ ¡¡empuja¡ ¡Ana María, empuja que ya
nace nuestro hijo¡
Ana María grita y llora de dolor y de felicidad. Un pequeño hombrecito llora al entrar este
mundo. Es el papá el que corta el cordón umbilical. Besa con ternura a su
esposa mientras a ésta le colocan el bebé en su torso.
--Gracias, mi amor, gracias por este regalo –dice él.
Ana María llora. Está feliz de haberle dado un hijo a su
esposo y más que sea varón. Mira a su esposo con amor, siente a su hijo como
una bendición. Mira a su esposo y dice:
--se llamará como tú.
Y el joven no tenía dudas. Le hacía ilusión que su primer
hijo fuera varón y se llamara como él.
--Bienvenido Ian. Ian Gaitán.
El pequeño Ian llora con
fuerzas. Ha aterrizado con ganas en este mundo. Mientras Emilio llega a
su casa malherido, con vergüenza. Le inventa a su madre que lo asaltaron y
llora para evitar ir a la policía. Lo que menos quiere es que alguien descubra
lo que ha pasado. Se siente muy mal, también se siente culpable. Siente que es
culpa suya, que nada de eso hubiera pasado si no hubiera seguido a ese guapo.
Se encierra en el baño, se da una buena ducha y llora.
(los padres de Ian)
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