PABLO EL MACIZO

PABLO EL MACIZO

martes, 25 de marzo de 2014

Capítulo 1



(el guapo rubio)



17 años antes…  Un adolescente de 15 años entra en un parque. Aunque no es muy tarde ya está oscureciendo. Es un lugar solitario.

--Tranquilo, Emilio –se dice así mismo—la vieja no se va a enterar y tampoco estás solo.

 Su madre le tiene prohibido pasar por ahí cuando no hay gente pero es que el chico está siguiendo a otro.

--¡Que guapo es¡ ¡¡Es un príncipe¡ ¡¡Se parece a ese cantante de la tele¡ --va diciendo para sí el chico.

Emilio tiene las hormonas muy revoluciones.

--¡un hombre así es lo que quiero yo para mi primera vez¡ --dice para sí.

Emilio está totalmente deslumbrando por ese chico al que lleva ya un buen rato siguiendo. Se le pasan por la mente muchas fantasías. En ese parque hay un lavabo al que a Emilio le gusta ir, en especial si ve algún chico guapo yendo. Tiene la fantasía que ese rubio va a ir. Le gustaría verle la verga, aunque más le gustaría es tenerla en su boca. Debutar con él. Emilio tiene claro que no lo va a hacer con cualquiera pero un chico tan guapo como ese no es cualquiera, es difícil de encontrar otro parecido. Emilio nunca ha conocido un chico tan guapo. Es  de unos veintipocos años. Además tiene un buen culo.

Emilio se toca el pantalón porque su verga le aprieta y es que el chico le encanta. Es guapo pero su culo en jeans lo pone cachondo. Los tiene caídos pero se le ve un buen culo. ¡Y va al lavabo¡ Emilio no puede creer su suerte.

--¡ojalá hoy me desvirguen¡ --dice para sí.

El rubio se coloca en el urinario de en medio. Para Emilio es una sorpresa.

--¡Se la voy a ver¡ ¡¡y a lo mejor él quiere algo conmigo¡ --dice para sí.

Emilio piensa que si al chico le molestara que le mirara la verga no se hubiera puesto en medio porque él siempre se pone allá para ver la verga al de al lado.

--¡pedazo de machazo, es un Dios¡ ¡¡Es el hombre perfecto, sólo falta que le vea la verga y ya seré feliz¡ --va diciendo Emilio para sí.

Pero Emilio está equivocado, al rubio no le gusta nada que Emilio se ponga a su lado. Está seguro que lo ha seguido. Se ha dado cuenta de sus intensas miradas, no le ha dicho nada pero eso es demasiado. A Emilio le asusta la mirada del chico que lo mira de reojo y con muy mala cara. Además está muy enganchado al urinario y no se le ve nada.  Aunque no le ve el deseado aparato pues Emilio está encantado de estar al lado de ese chico tan guapo. El guapo  se la sacude, se la guarda y se encierra en el wáter para acabar de mear pero está muy sucio.

--¡mejor me espero y como esa marica no se haya ido se va a enterar¡ --dice para sí.

 Emilio se entristece  de que el chico se haya enfadado pero le excita haber estado a su lado.  Es muy guapo. No le ha visto nada pero le ha puesto muy cachondo. Se le ve chulillo, macarra, pero así físicamente es del estilo de los que le gusta a Emilio. Rubiecito, no muy alto, ojos claros, musculoso pero no mucho y muy muy guapo. El chico pone muy mala cara al ver que Emilio sigue en el lavabo cuando sale del wáter. Emilio se lava las manos a su lado. El guapo le lanza una mirada muy dura. Emilio sigue en el lavabo cuando el rubio se va. Está caliente y le gusta masturbarse en el mismo urinario en el que ha estado la verga de ese guapo. No ha tirado de la cadena, tiene su esencia. No la ha visto pero está muy cachondo.  No tarda mucho.

 

Sale del parque, para ir a su casa tiene que pasar por un descampado. Es un lugar desierto por el que a él no le gusta ir porque saben que por ahí han habido muchos robos  Pasando por el parque pues no le queda de otra que entrar por esa zona, confía en que el guapo aún siga allí. No hay mucha iluminación y el guapo aparece como de la nada.

--¿dónde vas maricón? ¡¿no me querías ver la verga?¡

El rubio es muy violento, se va desabrochando los pantalones. Emilio está paralizado por el deseo y el miedo.

--¡Agáchate¡ ¡¡si me bebes la leche te dejo que me comas la verga¡

El rubio es demasiado violento pero Emilio no quiere perder esa oportunidad. Se agacha ante él. No hay mucha luz, ve una pequeña verga entre las manos de ese guapo. Eso es algo que le decepciona.  Emilio no puede decir nada porque el rubio le empieza a mear en toda la cara.

--¡Bébetelo y luego me la comes¡

Emilio está fascinado por ese rubio, las cosas no están pasando tal y como a él le gustaría pero está demasiado excitado. Tiene miedo pero el rubio es demasiado guapo. Aunque su mirada es endemoniada le parece demasiado guapo como para que sea malo. Emilio obedece y el otro se le ríe.

--¡Eres un maricón¡

Y justo cuando Emilio esperaba saborear esa verga, el rubio le da una patada en toda la boca.

--¿¡qué creías, maricón?¡ ¡Eres una basura¡ ¡pero nunca vas a olvidar esta fecha¡

El guapo se va alejando pero no lo deja solo. Emilio empieza sentir golpes. Son varios chicos. No los ve porque lo golpean con palos.

--¿¿quieres ver vergas? –dice una gordito-- ¡pues hoy te vas a hartar¡

Se la saca y le mea encima. Todos hacen lo mismo por turnos mientras le van dando golpes con el palo.

--¡no te van a quedar ganas de mariconear nunca más¡ --le dice uno.

Emilio no se puede defender. Le van bajando los pantalones, los calzoncillos. Se ríen.

--¡pero sí es una niña¡ ¡qué pequeña la tiene¡¡si casi no tiene nada, no se le puede considerar hombre¡

Eso es algo que siempre le ha acomplejado a Emilio pero en ese momento es en lo que menos piensa. Lo van sujetando, lo ponen desnudo a cuatro patas. Se van riendo de él.

--¡tranquilo, que te vamos a dar donde te gusta maricona¡

Se ríen de él mientras le meten un duro y largo palo por el culo. Lo rompen de dolor. Emilio aúlla. Está sangrando, siente que se va a romper por dentro. Nadie que pueda ayudarlo escucha sus gritos. Emilio se queda a merced de esos salvajes que se ceban con el pobre muchacho.

 

Y mientras Emilio grita de dolor mientras le introducen un gran palo por dentro, en el hospital de la ciudad, un joven matrimonio entra en quirófano. La joven grita de dolor pero es un dolor de felicidad. Está dando a luz. A su lado su esposo dándole ánimos.

--¡empuja, mi amor¡ ¡¡empuja¡ ¡Ana María, empuja que ya nace nuestro hijo¡

Ana María grita y llora de dolor y de felicidad.  Un pequeño hombrecito llora al entrar este mundo. Es el papá el que corta el cordón umbilical. Besa con ternura a su esposa mientras a ésta le colocan el bebé en su torso.

--Gracias, mi amor, gracias por este regalo –dice él.

Ana María llora. Está feliz de haberle dado un hijo a su esposo y más que sea varón. Mira a su esposo con amor, siente a su hijo como una bendición. Mira a su esposo y dice:

--se llamará como tú.

Y el joven no tenía dudas. Le hacía ilusión que su primer hijo fuera varón y se llamara como él.

--Bienvenido Ian. Ian Gaitán.

El pequeño Ian llora con  fuerzas. Ha aterrizado con ganas en este mundo. Mientras Emilio llega a su casa malherido, con vergüenza. Le inventa a su madre que lo asaltaron y llora para evitar ir a la policía. Lo que menos quiere es que alguien descubra lo que ha pasado. Se siente muy mal, también se siente culpable. Siente que es culpa suya, que nada de eso hubiera pasado si no hubiera seguido a ese guapo. Se encierra en el baño, se da una buena ducha y llora.

 

(los padres de Ian)

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