Memorias de Emilio
He vuelto a lo de siempre. Suspirando por él y él pasando
de mi. He pagado mi entrada tontamente porque de hecho he gozado de él tanto
como si no hubiera pagado nada pero tampoco me sabe mal, hacia mucho que no
iba, tampoco quiero que me pierda de vista y lo he tenido cerca. Era medio día.
Estaba en la terraza cobrando. Jeans anchos y camiseta marrón. Se sienta en una
mesa, está un rato. Lo veo de pie. Este tío es guapísimo, me gusta mucho. Limpia
las mesas. Habla un rato con dos chicas que están en el fondo de la terraza. Le
da dos besos a ambas ¡qué envidia y de la mala¡ Se ve muy majo, simpático. Yo
gozo mucho viéndolo así. Entra, sale. Se queda en la puerta hablando con una
muy simpático. Vuelve a entrar y yo le voy detrás. Era arriesgado pero es que
tenía ganas de estar con él. Él no se ha movido de la barra del fondo y me ha
atendido la chica de siempre ¡Esto me pasa por ansioso¡ Tiene delito la cosa, ayer que lo hubiera tenido cerca porque estaba solo en
la barra me resistí y hoy tiro el dinero. Hacía cafés. Ha pasado por detrás de
mí. Le he visto bien el culo (aplastado) pero me encanta. Con esto ya he tenido
bastante. Me gusta mucho pero no puedo volver a hacer una cosa así, no debo
volver si no para que él me pueda atender. En fin, qué le vamos a hacer. Así es
el amor y este ejemplar de macho me ha hecho perder la razón.
Memorias de Emilio
Hoy es uno de los
días más felices de mi vida. Para mi Ian
es alguien muy especial en mi vida, podía estar mejor pero también peor. No me
puedo quejar. Sé que no puede esperar nada de él, que ni siquiera tengo derecho
a saludarlo si lo veo en la calle. No tiene sentido que me gaste dinero con esa
esperanza pero es el chico más guapo del mundo, ¿porqué renunciar a verlo si me
hace feliz? No tengo que esperar nada de él, sólo deleitarme de ese chico tan
guapo, que me ponga cachondo. Nadie me hace sentir como él, ¿porqué renunciar a
eso?
Después de 31 días he vuelto a la heladería, ¡todo un record¡ No me ha costado no ir porque salí muy dolido. Hoy ha pasado una cosa extraordinaria que me ha quitado el gusto amargo de la última vez. No, él no me ha atendido pero es que tampoco quiero nada de él, simplemente mirarlo ni que sea de lejos y deleitarme con visiones tan guapas como la de hoy que me deja con ganas de más por si me regala momentos como este. Ayer pasé y estaba él solo en la barra. Era la ocasión ideal para ir pero si él no me quiere atender yo tampoco quiero que me atienda él. No sabía si ir hoy o no. Sabía que era tirar el dinero pero tenía demasiadas ganas de verlo de cerca y eso no me lo puede impedir. Es espectacular, suerte que he ido porque me ha hecho vivir un momento que quiero inmortalizar en mi retina.
He visto que estaba él y también la jefa. Él hacía cosas pero la jefa también estaba
ocupada. Había la posibilidad que él me atendiera pero en todo caso no huiría
de mí que es lo que me interesaba. Y es que nada más entrar casi me caigo de culo.
Él está agachado ¡mostrando sus Calvin Klein¡ Está claro que un pedazo de
macizo como ese no podía sino lucir estos calzoncillos. Él sacaba cucuruchos de una caja y los ponía
en una máquina. A mí me ha sabido mal no gozar más de ese momento pero verle
los calzoncillos a este macho no es una cosa normal y encima son ¡Calvin Klein¡
Me pone cachondísimo saber que este monumento luce estos calzoncillos que usan
los galanes más guapos de las telenovelas. Y es que él merece ser uno de ellos.
Es guapísimo pero ¡que mirada¡ Me ha mirado con una mala cara que buf ¡¡madre
mía¡ Nunca me han mirado con tanto desprecio.
Sabe que estoy ahí por él y cómo me lo ha recriminado. ¿¡pero qué daño le he hecho?¡ No me atrevería
para nada a ir estando él solo ¡Qué miedo¡
Se ha vuelto a agachar. Culo súper en pompa. Esto no me calentaba
especialmente pero los Calvin Klein se le veían mucho. Ahora no sólo la goma,
también los calzoncillos y parte de la espalda. Ha vuelto a colocar cucuruchos
y de nuevo a la caja. Ha vuelto a poner culo en pompa y a seguir enseñándome
los calzoncillos. En alguna ocasión ya se los había visto en alguna ocasión
pero no tan bien y tanto rato. Y no creo que fueran ¡Calvin Klein¡ Yo apuraba
la horchata para no tener que irme. Él se ha levantado y entonces es cuando me
he ido. Es muy paquetudo. Se le ve un gordo bulto entre las piernas. Me lo
imagino con unos gordos huevazos y sus Calvin Klein y me muero. Me habría
quedado todo el día porque seguro que aún no había acabado ¡hubiera habido más
espectáculo¡ pero en fin, no es cuestión de abusar. Ya me ha hecho gozar
bastante. Yo le he dicho adiós y como es lógico él ni me ha saludado. Me sabe mal molestarlo y muy pronto no
volveré. Fue tan amable al principio, no entiendo porque cambió todo. ¿Tanto le
molesta que lo desee? Pero él aporta alegría a mi triste vida y eso está
bien. Es tan guapo, está tan bueno. Me
pone muy triste que no sea nada mío pero almenos lo puedo ver, de momento,
siempre que quiera y eso es muy bueno”.
Ian y Daniel se citan en una cafetería después de la jornada laboral del primero. Se saludan con un abrazo.
--me alegro que me llamaras tan pronto. ¿hoy no te
acuestas con ninguna de esas guarras?
Ian sonríe. Le gusta ver a Daniel celoso pero no dicen
nada.
--es que me apetecía tomar una cerveza contigo. Después
lo hacemos si te apetece.
Es una pregunta que no merece respuesta. A Daniel siempre
le apetece acostarse con Ian. Y aunque Ian siempre está dispuesto a acostarse
con un chico o chica guapo, siente algo muy especial por Daniel. Con nadie se
siente tan bien como con su amigo. Sentados en la cafetería, hablan como
simples amigos aunque por dentro se desean, se quieren.
--en realidad ahora cuando más lo hago es por mi hermano.
Es muy tímido y necesita ayuda. Es demasiado joven y tiene mucha prisa en ser hombre.
--Y tu hermano es gay también?
Daniel nunca había mencionado esa palabra. Se habían
comportado como si acostarse con un amigo fuera normal, pero Daniel lo ha dicho
sin pensar. A Ian no le gusta nada que le ponga etiquetas.
--¡Oye que yo no soy gay¡
--si perdón –dice nervioso.
Daniel está asustado. Le gusta demasiado Ian y cada vez
teme que ese día pueda ser el último. Ian también actúa sin pensar. No quiere
hablar del tema pero, por otro lado, tiene curiosidad.
--o a caso eres
maricón? --Ian.
Tiene miedo pero dice que su relación con Ian se resienta
pero sólo se ha acostado con mujeres para estar con Ian y ya no quiere callar
más:
--si.
Se hace un silencio. Ian tiene miedo que se cree una
situación incómoda.
--No, a mi hermano sólo le gustan las mujeres. En todo
caso no hemos hablado de eso. Tenemos confianza pero hay cosas que prefiero no
hablar con él. No sabe que lo he hecho con tantos chicos como con chicas y
prefiero que no lo sepa.
--¿y si te da igual hacerlo con mujeres que con hombres?
--sí, no tengo una inclinación especial por ningún sexo.
Me encanta el sexo y no veo porque ponerme barreras. Sabes que no me gustan las
etiquetas pero sería bisexual.
Sí es cierto que en el sexo le da igual hombres o
mujeres. Sí es sólo sexo. No se quiere reconocer ni a sí mismo que con Daniel
no sólo juego el sexo.
--pues yo no disfruto con nadie como contigo --Daniel.
Daniel está cerca de una confesión de amor y la necesita.
Desea escuchar lo mismo de Ian que se atraganta con la cerveza. Hace como si no
hubiera oído nada. Se levanta de golpe. A Daniel le da pena no conocer los
sentimientos de su amigo, cree que no siente lo mismo pero que no lo dice para
no lastimarlo. Ian paga la consumición de ambos. El cuerpo de Ian le gusta
demasiado a Daniel que queda embriagado de deseo y se va tras el trasero de su
guapísimo amigo. Desnudos el uno en brazos del otro a ninguno le preocupa nada
más que no sea disfrutar. Del cuerpo pero también de la compañía del otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario