PABLO EL MACIZO

PABLO EL MACIZO

miércoles, 26 de marzo de 2014

capitulo 13







Daniel e Ian han hecho el amor como casi todos los días. Están los dos desnudos. Ian fuma. Daniel mira a Ian enamorado, excitado. Le atrae mucho. A Ian le gusta mucho estar con su amigo pero a veces le incomoda las miradas de éste. Le da miedo que en algún momento diga algo que no quiere escuchar.


--que verano más largo este. No me puedo creer que al fin ya vaya a tener vacaciones.


--¿y te vas a ir a algún sitio con el dinero que has ganado? --Daniel.


--me gustaría pero prefiero ahorrar para comprarme un coche. Aunque que ganas de vacaciones.


Daniel habla ilusionado:


--tú y yo nunca nos hemos ido de vacaciones juntos.


--Estaría genial pero voy mal de dinero.


--Es que mis abuelos tienen una casita en la playa. Ahora no hay nadie y aún hace bueno, podemos ir unos días.


A los dos les apetece estar a solas.


--¿y nos la dejaran?


--Mis abuelos nunca me dicen que no.


Ian está contento.


--¡eres el mejor, tío¡


Ian se abraza a su amigo. Está entusiasmado. Lo besa, lo besa una y otra vez. A Daniel le encanta el cuerpo de su amigo. Sentirlo encima suyo, esos labios que lo están besando. Le provoca decir que lo ama pero sabe que es una palabra prohibida, que podría cambiarlo todo. Ian quema con el cigarro a su amigo.


--perdona, te hice daño –dice Ian apartándose.


--tranquilo, me puedes hacer lo que quieras.


--tampoco seas tan sumiso. Ni que fueras mi novio.


Los dos ríen pero ríen para ocultar sus verdaderos sentimientos. Para ocultar que están enamorados pero que no se atreven a dar el paso.


 


Al llegar a la casa, Daniel sube la bolsa en el que están las cosas de ambos a la habitación principal mientras Ian prepara un rápido almuerzo. En la mesa se sientan el uno frente del otro. Ian no deja de seducirlo con la mirada y mientras con el pie juega con la entrepierna del otro. Muy sonriente y lleno de placer, el guapo chico responde a las provocaciones de Ian. Después de comer Daniel lo devora con los ojos mientras Ian recoge la mesa.


--a ver que hay en la nevera de postre...


Daniel lo agarra con deseo y dice:


--no quiero postre, te quiero a ti.


Lo deja en el sofá y Daniel se queda de pie. El deseo los mata. Ian le acaricia la zona que le queda en el centro. Daniel lo desnuda con rapidez. Con las mismas prisas Ian lo desnuda a él.


Los dos se aparean ahí mismo y es que no tienen espera. No se cansan nunca. Luego van al dormitorio y lo hacen en la cama varias veces hasta la noche. Cuando ya oscurece Daniel baja a la cocina para prepararle algo a su guapo amante para que recupere pronto las fuerzas y siga matándolo de placer. Ian se queda tumbado en la cama desnudito esperándolo ansioso. Daniel sube con una buena bandeja de comida que Ian devora con hambre.


--¿no comes? –le pregunta Ian.


--yo ya estoy bien satisfecho de ti –dice Daniel seductor.


Una vez Ian ha alimentado su estómago tira los platos al suelo y agarra a Daniel para saciar sus instintos.


--este será el último –jadea Ian—ya no voy a poder más tampoco soy una máquina...


--pero yo podría uno más.


Ian le guiña el ojo:


--claro, es que con eso contaba. No me gusta hacerlo todo yo.


Los amigos se miran con mucho deseo. No se cansan nunca. Se gustan demasiado.


 



Cuando los dos ya se han quedado más que satisfechos Ian cae derrotado en la cama. Se duerme en brazos de Daniel que lo mira y lo acaricia con deseo y a la vez ternura. Mientras admira y acaricia su perfecto rostro dice:


--despierto es todo un león que me hace enloquecer de placer pero dormido parece todo un ángel. Es todo un demonio en forma de ángel.


Ni durmiendo este se atreve a decir lo que siente, que lo ama. Finalmente Daniel también se queda dormido entusiasmado en sus brazos.


 


Se despiertan tarde, se sonríen y se besan. Ya está armados de nuevo y no pierden el tiempo y comienzan el día dando a sus cuerpos el placer que les gusta y ya necesitan. Luego, mientras Ian se ducha, Daniel  prepara el desayuno. Cuando ya está listo Daniel entra en el baño y se excita al verlo en la ducha. Casi se desmaya del placer. Aunque no es la primera vez que lo ve en la ducha, cada vez está más bueno.  Jadea al verlo:


--es impresionante –piensa—me pone a cien... su cuerpo aún es más bello con el agua deslizándose...


Daniel contempla excitadísimo como se ducha su apuesto amante. Ian mueve sus manos en su cuerpo con delicadeza. Su cuerpo brillante resalta su belleza. Como si le diera vergüenza él se tapa sus partes íntimas con la cortina y así aún Daniel lo encuentra más irresistible, más seductor. Aún la excita más. Divertido Ian le dice:


--vete por favor que me da vergüenza que me veas desnudo... deberías haber llamado...


Loco de deseo, Daniel se saca el delantal, la única ropa que lleva y metiéndose en la ducha se le tira encima. Le arranca la cortina de la mano casi con violencia y disfruta de su desnudez tanto con la vista como con las manos. Le toca por todas partes e Ian no se queda atrás. Una vez más la pareja goza de su cuerpo. Y es que no hacen nada más en todo el día. Se gustan demasiado y no quieren hacer otra cosa.


 


Al lado de Ian, Daniel vive los días más salvajes de su vida; sexo y pasión a tope. El guapo Ian le hace temblar de placer sólo con la mirada. Jamás imaginó que tanto gozo pudiera ser posible. Y es que tener a Ian para él solo siempre es un sueño del que quisiera no despertar. Van siempre desnudos por la casa excitándose a cada momento el uno con la desnudez del otro y haciendo el amor cada dos por tres sin temores ni frustraciones. Ambos siente una fuerte atracción hacia el otro y ver su cuerpo desnudo a cada momento, y más cuando se mueve, es tota una tentación y no se pueden controlar y en seguida agarran al otro de lo que cuelga. Los dos son una provocación constante para el otro y tienen ganas de hacer el amor todo el día. Muchas veces no salen de la casa y sólo copulan todo lo que el cuerpo de ambos aguanta. A Ian le gusta ser pasivo pero sólo con Daniel. Se la pasan gozando de su cuerpo en cada rincón de la casa. En la cama, en el sofá, sobre la mesa, en la ducha, en la cocina, en el patio... Sobretodo en la ducha ya que a Daniel le vuelve loco ver el cuerpo desnudo del guapo Ian  mojado y lo exprime una y otra vez e Ian feliz de esa explotación que les da mucho placer a los dos.


 


Aprovechan que hace buen tiempo para ir a la playa aunque prefieren quedarse en casa haciendo sexo. Los dos en bañador grandote. Se devoran con los ojos. Ian mira que no haya nadie y entonces se lanza sobre Daniel. Caen los dos juntos en el agua y se besan. Para ambos es un sueño. Les gustaría que fuera así siempre pero es que Ian ni se lo plantea.


Daniel magrea ese cuerpo que tanto le gusta sin problemas, Ian hace lo mismo.. El ambiente no tarda en encenderse y a toda prisa vuelven a la casa. No se dicen nada pero nada más abrir la puerta Ian lo besa salvajemente y lo penetra en la misma entrada los dos devorado por un fuego que ya no podían controlar. Luego de una ducha se quedan los dos en la cama. Se miran.


--No me gustaría tener que irme –Daniel.


 A los dos les da mucha pereza volver a la cotidianidad después de unos días inmersos en un mar de pasiones. Ian hace un esfuerzo para que parezca que todo ha sido un viaje normal entre amigos y no casi una luna de miel que es como lo sienten ambos.


--si, así pasa siempre pero bueno somos amigos. Ya nos iremos viendo.


Y a Daniel le duele despedirse de Ian en ese viaje sin que nada haya cambiado, teniendo que tragar sus sentimientos como siempre. Ian prefiere vivir el presente. Ha disfrutado mucho y no quiere pensar en nada más.

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