Ian y su amigo están con una
joven. Son los amigos de Ian con los que ha estado en la biblioteca. La chica está feliz con los dos guapos. Ella se
hace la que no quiere pero está muy contenta de estar con esos dos chicos
guapos.
--¿¿qué van a pensar de mí si
voy a casa con vosotros dos? –dice ella.
Ian pone cara de bueno.
--pero sí tenemos que hacer un
trabajo de clase, nadie te puede decir nada --Ian.
--sí pero es que todo el mundo, como se han enterado que el año pasado lo hicimos, piensan que soy una golfa.
Los chicos la miran con cara
de “esa es la gracia” pero dicen:
--No, para nada. Nosotros
tampoco somos vírgenes. Nos da igual lo que hagas con los chicos. Lo que pasó entre nosotros pasó. Fue la primera vez para ambos pero eso ya está olvidado --Ian-- Ninguno de los dos piensa en sexo. ¿Verdad? Nosotros no pensamos en sexo. Es
sólo por el trabajo ¿verdad?
Ian va hablando con el chico
de al lado que dice que no con la cabeza pero los dos tienen la palabra sexo
escrita en la cara.
--yo sólo he estado contigo. Casi soy virgen --María.
A los chicos se les escapa la risa.
--eso a nosotros nos da igual. Es sólo estudio --Ian.
--yo sólo he estado contigo. Casi soy virgen --María.
A los chicos se les escapa la risa.
--eso a nosotros nos da igual. Es sólo estudio --Ian.
--Mi madre dice que no me debo
fiar de los hombres, que la tentación es muy mala –dice la chica que en realidad
sí tiene ganas de sexo pero sabe que después la van a dejar plantada y no es
eso lo que quiere.
Ian abraza por los hombros a
su amigo. Pone cara de bueno:
--de nosotros sí te puedes fiar¡
--¡sí¡ --va diciendo el otro.
El otro es más tímido y se
deja llevar por su amigo. Sabe que Ian resulta muy atractivo a las mujeres y
que si está cerca de él no le faltará el sexo. Ian sonríe, esa sonrisa nunca le
ha fallado:
--Si quieres no te fíes de
nosotros pero ¡te puedes fiar de ti¡
Y la chica sabe que no puede. Siente
una fuerte atracción y por los dos.
--No, no puedo –murmura.
--¿Cómo dices? –Ian.
--nada –dice la chica sofocada
y dándose la vuelta.
Ian hace el que no ha oído
nada pero lo ha oído todo. Él y su amigo chocan sus manos con complicidad.
--Es sólo un trabajo, no me
puedes fallar. Entiendo que te diera miedo si estuvieras sola con uno de los
dos pero con los dos ¿Qué va a pasar? –dice Ian.
Y Ian habla con un poco de
ironía que la chica no sabe ver.
--No va a pasar nada. ¿No me
puedes hacer este favor?
Ian habla de una manera muy
dulce, su voz es muy masculina. Acompañado con su sonrisa, su mirada es
imposible decirle que no.
--está bien, ¿a qué hora
quedamos?
Los amigos se comportan como
si nada pero tienen una sonrisa pícara que les cuesta disimular. Se miran con
complicidad.
--En mi casa como a las cuatro
–dice Ian.
La chica se va muy
sofocada. Ian mira a su amigo con cara
de pervertido.
--¡qué polvazo vamos a echar a esa guarra¡
¡A mi me queda sólo un condón, así que tenemos que comprar, lo podemos hacer a
medias¡
--Y va a querer, ¿con los dos?
Tú siempre gustas más.
--tú déjalo en mi mano –dice Ian--
Esa guarra va a joder con los dos…
Los amigos se despiden con un
abrazo y un choque de manos.
--ahora no te vayas a pajear
que te conozco y tenemos que estar en plena forma. Esa tipa tiene mucha
experiencia y no podemos quedar en ridículo –dice Ian en broma.
--No te pajees tú –dice el
otro dándole una patada en el culo pero de broma.
--No te pajees tú.
Ian sonríe con orgullo y dice:
--A mí no me hace falta.
Ian se va con una sonrisa de
triunfador. Pisa fuerte por la vida. Es muy atractivo, sabe que es irresistible
a las chicas y eso le gusta.
Ian y su amigo están ya en la
casa del primero.
--Traje esto –dice mostrando
unos cuantos preservativos.
--Dani tío, esconde esto que
no es cuestión que se dé cuenta que lo del trabajo es una excusa para
tirárnosla.
Ian aprovecha para agarrar
unos cuantos condones y guárdaselos, así se ahorrará comprar. Daniel se muestra sumiso.
--quédatelos todos. Ya compraré más.
Ian le sonríe. Daniel se muestra nervioso.
--quédatelos todos. Ya compraré más.
Ian le sonríe. Daniel se muestra nervioso.
--¿y si no viene?
--María tiene más ganas de joder
que nosotros dos juntos, no va a faltar.
Miran el reloj, el timbre
suena puntual. Se sonríen cómplices. Ian pone cara de: te lo dije. Ian va a
abrir. María se muestra nerviosa.
--pasa, tranquila. No comemos
–Ian.
Ian le da un beso en la
mejilla. Le habla para calmarla. Se quedan en el salón. Se centran en el
trabajo pero Ian no deja de mirarla. Sabe que a ella le gusta, que quiere
acostarse con él. Ian se quita la camisa.
--hace calor, ¿no te molesta
verdad?
Y la chica se queda
paralizada. Ian se muestra inocente pero lo tiene todo perfectamente estudiado.
María está sofocada. Se levanta.
--mejor me voy…
Ian le acaricia de la mano y María
se estremece. Ian se levanta y ella no puede moverse. Ian es demasiado guapo y
más estando semidesnudo. Ian se muestra seductor:
--porque te vas si te mueres
de ganas?
--No me hagas esto, me dijiste
que no iba a pasar nada –suplica María temblando.
Pero la chica está ya entre
los brazos de ese guapo chico y no puede escapar.
--te dije que no iba a pasar
nada que tú no quisieras… --dice él seductor.
Ian la besa y la tira en el
sofá (que es un sofá cama y Daniel ha abierto), la va desnudando él a medio
vestir, le va chupando el sexo y ella vibra. Daniel saca la verga, se la acerca
a María que lo rechaza. Ian sonríe:
--chúpasela, no seas así…
--pero es que ¿Qué va a decir
la gente de mi? –dice ella excitada porque los dos son guapísimos.
--¿y no te importa más lo que
yo piense de ti? --Ian.
Y esa sonrisa es la perdición
de María. Empieza a chupar la verga de Daniel mientras Ian le chupa el sexo a ella.
Ian sonríe satisfecho, le gusta que su atractivo domine a las mujeres, que
pueda hacer lo que quiera con ellas. Ian se levanta, se coloca al lado de Daniel.
Los amigos chocan sus manos mientras María disfruta mucho con la verga de
ambos. Los dos se desnudan, Ian le
entrega el preservativo a Daniel mientras se va cubriendo.
--No, con los dos no… --dice María
sofocada.
--¿no quieres hacerlo conmigo?
–Ian coqueto mientras cubre su verga.
--si pero con los dos es
demasiado…
--te la vas a pasar bien y yo
no le puedo hacer esto a mi amigo.
María quiere acostarse con Ian
y Daniel pero le parece demasiado.
--No me puedes pedir esto.
--¿me vas a dejar así? –se
queja Ian mostrando su gorda verga.
--No, contigo lo hago pero no
con tu amigo.
-- entonces me voy…
Ian se va a vestir y él no
quiere que se vaya. Lo desea demasiado.
--Pero que nadie se entere,
--si claro eso, queda entre
nosotros –Ian con una sonrisa traviesa.
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